martes, 22 de diciembre de 2009

CAMBIO CLIMATICO traera aumento de costos agrarios dice la CEPAL


tomado de pregon agropecurio 17/dic/2009
Cambio climático costaría 137% del PIB actual de América Latina y el Caribe para 2100. Sin acciones internacionales de mitigación, la región podría sufrir pérdidas importantes en el sector agrícola y en la biodiversidad, fuertes presiones sobre la infraestructura y aumento en la intensidad de eventos extremos.
(16 de diciembre, 2009) En caso de no haber un acuerdo internacional para mitigar los efectos del cambio climático, el costo para América Latina y el Caribe podría equivaler hasta 137% del PIB regional actual para 2100, señala el informe de la CEPAL "La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe. Síntesis 2009". (El documento esta disponible al finalizar el presente artículo)
El estudio, que identifica los impactos económicos del cambio climático en la región, fue presentado hoy en un evento paralelo a la XV Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (conocida como COP 15), que se realiza en Copenhague.
El informe proyecta que, sin acciones internacionales de mitigación, la región podría sufrir para fines del siglo pérdidas importantes en el sector agrícola y en la biodiversidad, fuertes presiones sobre la infraestructura y aumento en la intensidad de eventos extremos, que se acumularían hasta representar cifras importantes del PIB actual. Las estimaciones se basan en cálculos de 15 países: Argentina, Belice, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay,República Dominicana y Uruguay. El informe fue elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, con la colaboración de los gobiernos de Alemania, Dinamarca, España y Reino Unido, así como la Unión Europea, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Mecanismo Mundial de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y una amplia red de instituciones académicas y de investigación. Aunque es la segunda región mundial que menos emite gases de efecto invernadero detrás de África, América Latina y el Caribe está sufriendo los efectos del calentamiento global más que ninguna otra, según el informe. De ahí la urgencia de que la región cuente con apoyo tecnológico y financiero de los países desarrollados en sus esfuerzos de adaptación y mitigación del fenómeno.
El informe recalca que los costos económicos son muy heterogéneos entre países y regiones y tendrán un comportamiento poco predecible (no lineal) a lo largo del actual siglo. Por ejemplo, algunas naciones tendrían beneficios temporales en sus sectores agrícolas como consecuencia de aumentos de temperatura menores a 2ºC y los cambios en las precipitaciones, aunque en el largo plazo predominarían los efectos negativos. Con un incremento de la temperatura planetaria superior a 3ºC, algunos países o regiones podrían perder hasta 30% ó 40% de su biodiversidad.
Argentina, Chile y Uruguay tendrían efectos positivos en su productividad agrícola si la temperatura aumentara entre 1,5ºC y 2ºC en el período 2030-2050. Sin embargo, si se traspasa este umbral de temperatura los efectos serán negativos. Para 2100 se calcula que en Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú las tierras degradadas oscilarían entre el 22% y 62% del territorio. También disminuirá la disponibilidad de agua, sobre todo en América del Sur. El alza del nivel del mar provocaría desplazamiento de poblaciones y se perderían tierras por inundaciones permanentes. Los pequeños Estados insulares del Caribe se verán muy afectados. Podrían desaparecer los manglares en las costas bajas (en Brasil, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa y Guyana) y estarían seriamente amenazadas zonas costeras del Río de la Plata (Argentina y Uruguay). Un aumento global de la temperatura de 3ºC provocaría también una caída en las precipitaciones sobre la Amazonía, causando un sustancial deterioro de las selvas que poseen la biodiversidad más grande del planeta. La variabilidad climática y los eventos extremos harían que hacia 2100 el costo de los desastres climáticos pase de un promedio anual para el período 2000-2008 de casi US$8.600 millones a un máximo posible de US$250.000 millones. En este contexto, la CEPAL destaca que es fundamental diseñar una estrategia de política pública regional que permita reducir los impactos más graves del cambio climático, que se base entre otras cosas en:
• Preservar la biodiversidad y los recursos naturales para las generaciones futuras
• Reconocer la necesidad de revisar los estilos de vida y promover un cambio cultural
• Promover la innovación tecnológica para un desarrollo sostenible
• Transitar hacia economías con baja intensidad de emisiones de carbono, reconociendo que la época de utilización de una energía fósil barata y casi ilimitada está concluyendo y ajustar los precios relativos en consecuencia.
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe “CEPAL”
La economía del cambio climático en América Latina y el Caribe. Síntesis 2009
Por Luis Miguel Galindo y Carlos de Miguel
El cambio climático global, expresado fundamentalmente en el aumento de la temperatura media, las modificaciones en los patrones de precipitación, el alza del nivel del mar, la reducción de la superficie cubierta por nieves y glaciares y la modificación de los patrones de los eventos extremos, representa uno de los grandes desafíos para la humanidad en este siglo. Sus consecuencias en las actividades económicas, la población y los ecosistemas son significativas y, en muchos casos, irreversibles. El reto de adaptarse a las nuevas condiciones climáticas y participar, simultáneamente, en una estrategia internacional de mitigación supone costos económicos de tal magnitud que hacen del cambio climático un factor condicionante esencial de las características y opciones de desarrollo económico en las próximas décadas.
El cambio climático tiene particular relevancia para los países de América Latina y el Caribe debido a las características socioeconómicas, institucionales y geográficas de la región. La elevada sensibilidad climática de algunas de sus actividades económicas, como la agricultura o el turismo, las pérdidas potenciales de biodiversidad o de vidas humanas e, incluso, los riesgos potenciales de sufrir eventos climáticos extremos revelan la importancia del análisis económico del cambio climático para la formulación de una estrategia de desarrollo sostenible a largo plazo, que cuente con un sólido fundamento científico y un amplio consenso social. El carácter global del cambio climático, su comportamiento económico como externalidad negativa, el alto nivel de incertidumbre y la necesidad de implementar una administración de riesgos apropiada conducen a un intenso debate sobre los aspectos éticos y de equidad, las magnitudes intertemporales del fenómeno, los canales de transmisión de los daños, los costos económicos y las mejores opciones para enfrentarlos.
En este documento se presenta un análisis económico agregado del cambio climático en América Latina y el Caribe basado en los estudios nacionales y subregionales de la economía del cambio climático en la región. En él se recoge una síntesis de los resultados obtenidos y solo algunos temas se abordan con mayor detalle. Las conclusiones que se presentan son preliminares y con ellas se intenta contribuir a una mejor comprensión del fenómeno económico del cambio climático y a la búsqueda de posibles soluciones. Para este estudio, que se realizó en un período relativamente corto, se contó con la estrecha colaboración de los Gobiernos de Alemania, Dinamarca, España y el Reino Unido, así como de la Unión Europea, los gobiernos de la región, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Mecanismo Mundial de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y una amplia red de instituciones académicas y de investigación. No obstante, la responsabilidad por las estimaciones económicas que se presentan corresponde solo a los autores y no compromete a las instituciones respectivas.
Los estudios nacionales muestran realidades diversas, así como la riqueza e intensidad del debate en torno a este tema y ponen en evidencia consecuencias económicas significativas para la región, heterogéneas, no lineales y dependientes de las condiciones socioeconómicas de cada país. Asimismo, se constata que la inacción ante el cambio climático se está convirtiendo, paulatinamente, en una nueva limitación del crecimiento económico. Estos análisis han generado información y capacidades nuevas en los países de América Latina y el Caribe y sería fundamental la constitución de un área de investigación y diálogo permanentes en esta materia.
Las economías de América Latina y el Caribe deberán enfrentar en el siglo XXI el reto que plantea el cambio climático, incluidos los costos de la adaptación y la mitigación; también deberán abordar simultáneamente las demás asignaturas pendientes, como el crecimiento económico sostenido, la generación de empleo o la reducción de la pobreza. Además, la región enfrenta la paradoja de contribuir poco al cambio climático mientras que recibe buena parte de sus consecuencias más negativas, y sin sus acciones de mitigación, concertadas multilateralmente con los actores que más participan en este fenómeno global, su vulnerabilidad aumenta significativamente.
En el acuerdo internacional deben reconocerse las disparidades en el desarrollo y la asimetría entre los países o regiones que más contribuyen al cambio climático mediante sus emisiones históricas de gases de efecto invernadero y las regiones que reciben sus consecuencias más graves. De este modo, las propuestas y estrategias para enfrentar el cambio climático no deben entenderse como una opción opuesta al crecimiento económico. Las soluciones a los problemas que plantea este fenómeno serán posibles en el contexto de un acuerdo internacional multilateral equitativo que reconozca el carácter global del tema y las responsabilidades compartidas —pero también las diferencias que históricamente exhiben los países— y que prevea la disposición de recursos financieros adicionales para enfrentar los retos de la mitigación y la adaptación en los países en desarrollo. Las acciones unilaterales que limiten los flujos existentes de recursos y el acceso a recursos financieros adicionales solo agudizarán los problemas de la región y no constituyen una solución de largo plazo.
Los sectores público y privado, y en general la ciudadanía, deberán contribuir, de manera activa pero diferenciada, a los procesos de ajuste necesarios para construir un futuro viable. Enfrentar los problemas de un modo innovador significa transitar hacia una senda de crecimiento económico con baja emisión de carbono, compatible con un desarrollo económico sostenible. La atmósfera deberá considerarse un bien público global y su preservación para las generaciones futuras, un deber actual ineludible.
En este sentido, los países de América Latina y el Caribe deberán forjar su futuro a partir de medidas que se tomen en el presente, aprovechar la oportunidad para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y transitar hacia un estilo de desarrollo más sostenible. La decimoquinta Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (Copenhague, 2009) constituye una valiosa ocasión para que la comunidad internacional pueda formular una estrategia incluyente, justa y equitativa, en que el principio precautorio evite los daños irreversibles. Sin embargo, cabe reconocer que en la región persisten problemas fundamentales de desarrollo que deberán resolverse junto con las dificultades que derivan del cambio climático.
Fuente: Comisión Económica para América Latina y el Caribe “CEPAL”

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