sábado, 20 de septiembre de 2014

CLIMA DE CUBA BAJO MONITOREO


 Clima cubano bajo monitoreo - El aumento de la temperatura media superficial del aire en 0,9 grados Celsius y la mayor frecuencia de sequías prolongadas y severas figuran entre las principales variaciones observadas desde comienzos de la segunda mitad del siglo XX
Autor: Orfilio Peláez |  En las últimas tres décadas se ha visto un aumento en la ocurrencia de inundaciones Foto: RAÚL LÓPEZ SÁNCHEZ
costeras moderadas y fuertes.
Como lo ha planteado el Panel In­tergu­bernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), el calentamiento del sistema climático del planeta es inequívoco, tomando en cuenta de manera particular el incremento visto en la temperatura media mundial, la elevación del nivel del mar y la pérdida notable de las capas de hielo. Dada las notables consecuencias que este proceso tiene para el mundo, sobre todo en las naciones en desarrollo y de forma muy especial en los pequeños estados insulares, es considerado el problema ambiental más crítico del presente siglo y un serio obstáculo para alcanzar la sostenibilidad en el progreso de la sociedad.
Lo preocupante del actual cambio climático inducido básicamente por la actividad humana es que desde el punto de vista histórico ocurre en un plazo de tiempo tan breve, que según el criterio de algunos científicos hará muy difícil la adaptación de los ecosistemas naturales.
En el caso particular de Cuba, su condición de archipiélago y ubicación geográfica en la región del mar Caribe con un alto número de asentamientos costeros, la hace altamente vulnerable ante tan complejo escenario, de ahí que las investigaciones sobre el tema constituyan una prioridad desde hace varias décadas.
MÁS CÁLIDO Y EXTREMO
Con el antecedente de algunos estudios iniciales referidos a determinar el comportamiento de los ciclos de las precipitaciones en nuestro país, y de algunas variables climáticas y sus tendencias, en los años noventa de la pasada centuria comenzaron los primeros trabajos encaminados a conocer con suficiente antelación las probables implicaciones del cambio climático en los diferentes sectores de la vida nacional y las medidas de adaptación.
Tal investigación involucró a unos cien profesionales y  técnicos de13 centros científicos y organismos del Estado, y su autor principal fue el doctor Tomás Gutiérrez Pérez, del Instituto de Meteorología.
Por sus resultados, mereció en 1999 uno de los Premios Nacionales conferidos por la Academia de Ciencias de Cuba, y el Premio Especial del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA).
La experiencia acumulada propició que en el 2001 Cuba tuviera lista su Primera Co­municación Nacional a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial a través del Pro­grama de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
A partir de entonces han sido ejecutados nuevos programas y proyectos de investigación alusivos a la temática, con la participación de decenas de instituciones y cientos de expertos, cuyas conclusiones acaban de ser recogidas en el libro Impacto del Cambio Climático y Medidas de Adaptación en Cuba.
Esta obra, que será presentada próximamente, tiene de coordinador general al doctor en Ciencias Eduardo Planos Gutiérrez, especialista del Centro del Clima del Instituto de Meteorología, y expone de manera clara y científicamente argumentada las variaciones y cambios observados en el clima de nuestro país en los últimos cuarenta años, los escenarios más probables para los años 2050 y 2100, además de los impactos esperados y las acciones de adaptación en los sectores de los recursos hídricos, zonas costeras y recursos marinos, diversidad biológica, bosques, agricultura, asentamientos humanos y uso de la tierra, y la salud humana. De acuerdo con los principales resultados reflejados en la publicación (constituyen los fundamentos de la Segunda Comunicación Nacional a la citada Convención de la ONU), desde mediados del pasado siglo la temperatura media superficial del aire en Cuba subió en 0,9 grados Celsius como promedio, incremento favorecido por la elevación de la mínima en alrededor de 1,9 grados.
Resulta conveniente señalar que en los últimos tiempos ha ocurrido un ligero descenso de esa variable, lo cual es considerado por los expertos una estabilización de la misma alrededor de un valor medio muy alto.
En el caso específico de las precipitaciones, la variación más importante detectada está relacionada con la tendencia a la disminución de las lluvias en la región oriental, donde a partir de la década de los noventa ocurren apreciables déficits en los acumulados.
A lo anterior se agrega la presencia de eventos de sequía más frecuentes, intensos y prolongados. Baste decir que tales procesos registraron un aumento considerable en sus apariciones durante el periodo 1961-1990, con respecto al de 1931-1960.
La reiteración de esos fenómenos, unido a las altas tasas de evaporación, contribuye al deterioro de los suelos y a la disminución de las reservas de agua, lo que repercute de manera desfavorable en la producción agrícola. Otra de las variaciones más importantes y peligrosas observadas en nuestro clima en el transcurso de los últimos seis lustros, es la tendencia a una mayor cantidad de episodios de inundaciones costeras moderadas y fuertes, así como el azote de siete huracanes intensos entre el 2001 y el 2011, cifra que nunca se había registrado en década alguna desde 1791 hasta el presente.
Sobre el comportamiento del nivel del mar, el procesamiento estadístico de los registros mareográficos permitió estimar que de 1966 al 2009 ascendió a una velocidad promedio de 1,43 milímetros (mm) por año en todo el archipiélago, con un máximo de       2,14 mm en la estación de Siboney, en La Habana, y un mínimo de 0,05 en la de Casilda, provincia de Sancti Spíritus.
Como plantean especialistas del Instituto de Meteorología, el análisis de los cambios detectados permite enunciar la hipótesis de que el clima de Cuba va en camino de ser más cálido y extremo, con características similares a las proyectadas por el IPCC para un efecto invernadero intensificado en la atmósfera terrestre.
No obstante, aún existen incertidumbres vinculadas a la ausencia de un adecuado conocimiento de sus múltiples componentes y relaciones, de ahí la pertinencia de profundizar en las investigaciones de los aspectos que hoy resultan menos comprensibles. TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA 

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