domingo, 30 de agosto de 2015

INFORME SOBRE LLUVIAS E INUNDACIONES hechos no política

 LLUVIAS, INUNDACIONES y SEQUÍAS: ¿IGNORANCIA o IMPREVISIÓN?
Las inundaciones se producen por una caída excesiva de lluvia en un plazo corto y en una zona amplia que no puede retenerla ni menos evacuarla por  los cauces existentes;  las pocas obras de  limpieza  de  arroyos  y  ríos,  las  obras  mal  hechas  y  permitidas  por  mucho  tiempo, contribuyen y favorecen  las  inundaciones. Construcciones realizadas en  lugares con cotas por debajo de la mayor inundación, también son problemáticas. Esta verdad empírica está avalado por numerosos documentos y hechos como:
a)  La publicación de Florentino Ameghino de 1884.
b)  La Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires  y  La Pampa  señaló que en  algunas  zonas el agua caída alcanzó los 600 milímetros acumulados en la primera quincena de agosto. EXALTACIÓN DE LA CRUZ, CAMPANA Y ZARATE: 294, 310, 300 mm, respectivamente. GENERAL VIAMONTE: en los últimos 60 días van más de 500 mm. PERGAMINO:  llovió unos 200 mm. LAPRIDA con un acumulado de entre 400 y
600 mm en  lo que va de este año. GRAL BELGRANO: el total del año es de 817 mm. BRAGADO:  la  lluvia caída en esta zona fue de 100 milímetros. SALTO registrado hasta ahora 300 mm. PILA: la lluvia caída en lo que va del mes de agosto, es de 238 mm. DOLORES: han llovido de promedio un total de alrededor de 300 milímetros entre todas las lluvias del mes de agosto (en alrededor de una semana). LEZAMA: las lluvias ya superan  los 300 mm. MONTE: van 226 mm en agosto. ROQUE PEREZ: agua caída 348 mm. ARRECIFES:  la lluvia caída 215 mm. CHACABUCO: desde el jueves 6/8 a la mañana del 10/8. Sumando la lluvia del 31/7:  260 mm. Total acumulado en el año: 772 mm. SAN ANTONIO DE ARECO: 341,5 mm. El total acumulado en
lo transcurrido del año: 1010 mm. CASTELLI: en los últimos 10 días 290 mm. LAS FLORES: en promedio 300  mm.  CARMEN DE  ARECO:  la  lluvia  caída  ha  sido  de  aproximadamente  300 mm.  BENITO  JUAREZ:  lluvia caída de 110 mm. CNEL BRANDSEN:  la  lluvia caída en  lo que va del mes de agosto, oscila entre los 130 a 200 mm en distintas zonas. ROJAS entre 250 y 300 mm. GENERAL GUIDO: llovió alrededor de 360 mm. 9 DE JULIO: promedio del partido 83 mm. SAN CAYETANO: llovieron 80 mm. c)  Un  repaso  de  algunos  episodios  similares  de  graves  inundaciones  son  las  siguientes:  en  diciembre  de 1890, el desborde del arroyo Cañada en Córdoba dejó 200 muertos y miles de heridos y damnificados. La crecida del río Uruguay en abril de 1959 dejó un saldo de 13 muertos y miles de evacuados. En marzo de 1983 la inundación de Victoria, Entre Ríos con miles de evacuados y un millón de hectáreas anegadas En Formosa, en mayo de1983, el río  Paraguay alcanzó una marca de 10,73 (70.000 evacuados). Buenos Aires
mayo de 1985: cayó 300 mm en menos de 24 horas (600.000 afectados, 15 muertos). En San Carlos Minas,  Córdoba en enero de 1992 el desborde del arroyo Noquinet dejó un saldo de 45 muertos. En Pergamino, provincia de Buenos Aires, el 7 de abril de 1995 una lluvia intensa durante 3 horas produjo la muerte de 3 personas y 13.000 evacuados. Santa Fe abril de 2003: el Salado desbordó y en pocas horas inundó a más de la mitad de la ciudad (60.000 evacuados y 130 muertos). En Buenos Aires en abril de 2013 cayeron 160  milímetros,  murieron  8  personas  y  hubo  1000  evacuados.  En  el  mismo  año  en  La  Plata  miles  de damnificados y una centena de muertos.
El  listado precedente es  tan  sólo algunos ejemplos de  lugares con altas precipitaciones. Esto trajo  como  consecuencia  anegamientos  y  “corridas”  de  agua  con  erosión  hídrica.  Caminos intransitables  y  condiciones  desfavorables  para mover  insumos,  la producción  y  aislamiento forzado con  inundaciones de cascos urbanos con muchos evacuados, auto evacuados, cortes de energía eléctrica, rutas y daños de diversa consideración. Hoy y en este contexto,  la primera  reacción de  las autoridades  fue echar culpas y no asumir responsabilidades.  Así  se  incrimino  al  campo  por:  1)  la  “siembra  directa”  (opción  luego rectificada), y b) por canales ilegales. Luego, también se imputó el daño a los barrios cerrados, pero nada se achacó a las construcciones asentadas sobre los causes de aguas.  Como devolución  se  informa de millones de pesos  invertidos pero no  se explicitan  las obras realizadas  y  las  que  faltan  realizar;  no  se  habla  del  plan  de  obras  de  hidráulica,  zanjeo  y contención y de políticas sociales para asistir a  las ciudadanos afectados. La solidaridad –bien ejercida–  es  atenerse  a  la  solución  de  los  problemas  antes  que  se  presenten  y  en  eso  los gobiernos  y  el  Estado  ausentes  son  deficitarios.  Es  así  como  no  se  explica  porque  se autorizaron construcciones, tanto  las obrantes a  las veras de  los causes de agua obstruyendo los caminos de sirga como  las de  los barrios cerrados, si el Estado hubiese controlado eso  los primeros  no  existirían  y  los  segundos  se  hubiesen  desarrollado  en  un  contexto  general  que hubiese derivados las aguas excedentarias a zonas donde no generaran problemas, además los  canales  clandestinos  no  existirían  o  tendrían  una  derivación  similar  a  la  señalada precedentemente  para  los  barrios  cerrados,  por  consiguiente  aquí  HAY  UN  SOLO  RESPONSABLE, EL ESTADO AUSENTE. Independientemente de ello Abel Mejía, experto  internacional en gestión de recursos hídricos del  Banco Mundial.    Señala  que  “La  Argentina  debe  aprender  a  convivir  con  las  inundaciones  y adquirir  capacidades  para  enfrentarlas”  […]  “El  80%  de  la  población  argentina  y más  del  80%  de  la producción del país están en la planicie de inundación del Paraná y los que no están ahí, están en otras ciudades que  también  sufren de  inundaciones urbanas y  rurales  […] Esto es  cada  vez más  importante por el cambio climático, hay un clima que está cambiando, que es más incierto, con fenómenos mucho más intensos, y esto tiene muchas más consecuencias en este país […] Están afectadas por inundaciones cerca de 8 millones de hectáreas de la provincia. Y ese es un problema que cada vez será peor. Todos  los pronósticos de cambio climático  indican que  la pampa húmeda será más  húmeda  aun.  Habrá más  agua  de  la  que  había  antes,  son  zonas muy  planas  y  la  capacidad  de evacuación por los cauces naturales es limitada. Las soluciones que se tienen que dar no tienen que ver solo  con hacer  conductos y dragar. Eso no  resuelve a  largo plazo. Hay que aprender a convivir  con el problema. Se  necesita entender mejor la relación entre el agua y el suelo. Manejar el agua es manejar  el  suelo.   Aquí  hay  técnicas muy modernas  que  permiten monitorear  en  tiempo  real  las manchas  de inundaciones,  las profundidades de  las  inundaciones, que permiten  informar a  la gente  la probabilidad  de  permeancia. Sería  bueno  tener  un  sistema  de  alerta,  de  pronóstico  y  de  seguros,  que  haya  compensaciones  en  caso  de  pérdidas  para  los  afectados.  Se  debe  profundizar  mucho  en  un  mejor  conocimiento del ordenamiento hidráulico y del suelo”.  A su vez, en 1884 Florentino Ameghino planteó el tema de las Secas y las Inundaciones en la Pampa,  y  entre  sus  conclusiones más  importantes  señalaba:  “Cubrir  la  llanura  bonaerense  de represas, estanques y  lagunas artificiales combinadas con canales y plantaciones de arboledas en gran escala sería indudablemente una obra más colosal que la proyectada de desagüe simple e ilimitado, pero de  resultados benéficos que permitirían un  enorme desarrollo de  la ganadería  y  la agricultura que no estarían  ya  expuestas  a  los  azares  de  las  inundaciones  y  las  secas,  y  aumentarían  de  un  modo extraordinario  el  valor  de  las  tierras  en  beneficio  de  cada  uno  y  de  la  comunidad; mientras  que  el proyecto de desagüe simple e ilimitado no tan sólo no reportaría tales ventajas sino que por razones que acabo de manifestar, creo daría resultados desastrosos”.  Proponía poner  “techo”  al  campo para  retener en origen  la  lluvia  caída  y  complementar  las acciones de defensa y conducción que puede realizar el hombre para corregir los efectos que provoca periódicamente la naturaleza. “La  cubierta  vegetal  en  la  forma  de  plantas  vivas,  desechos  vegetales,  o  residuos  de  plantas  hacen buenos  tejados,  pues  sirven  como  absorbentes  del  choque  al  recoger  las  gotas,  rompiéndolas  y facilitando su penetración en el suelo como agua clara. Es decir que estas cubiertas roban a las gotas de lluvia su fuerza, le quitan su aguijón, por decirlo así, y las hacen inofensivas. Las medidas para controlar el chapoteo de  la  lluvia están, pues, dirigidas a construir un tejado sobre el campo. Y para ser fructíferas, tales medidas deben proporcionar a todo el campo un tejado que no esté lleno de agujeros, es decir, continuo y que esté allí todo el tiempo. Un buen tejado de cubierta vegetal controla completamente el chapoteo de la lluvia y ayuda también a evitar el daño de  los escurrimientos  superficiales. Tal  tejado hace esto por  lo menos de  cuatro modos  principales. Primero, la cubierta vegetal aumenta la cantidad de agua absorbida por el suelo y, al mismo tiempo, merma la cantidad de agua para el escurrimiento. Segundo, la cubierta vegetal protege el agua existente en  la superficie contra  las gotas de  lluvia que se precipitan, evitando así que éstas golpeen el agua y la mantengan en agitación. Tercero, la cubierta vegetal disminuye la velocidad de la corriente de agua  sobre  la  superficie. Cuarto,  la cubierta vegetal  tiende a mantener extendida  la corriente de agua superficial y le impide converger para formar canales. Asimismo, tal cubierta protege el fondo y los lados de los canales contra la corriente de agua. (El Suelo, J.H. Stallings)  En este  sentido  la  Siembra directa es un  sistema de producción  caracterizado –entre otros–
por  labranza mínima  (no  remoción del  suelo), mantenimiento del  suelo con  cubierta vegetal 4 (restos de cosecha)  incorporación de nutrientes  limitantes y empleo de herbicidas  selectivos  para favorecer el desarrollo de los cultivos.  “En  comparación  con  suelos en  labranzas  convencionales,  los planteos productivos bajo  el  Sistema de Siembra Directa, presentan mayor  infiltración. Esto  significa que en períodos de precipitaciones  tienen mayor capacidad de captar el agua de lluvias y almacenarla, para el uso posterior por los cultivos.  Ante  situaciones  de altas  precipitaciones,  el  suelo  actúa  como  un “silo  de  agua”,  el  cual,  una  vez completo  (lleno), no  tiene posibilidad de  infiltrar  (absorber) más agua, dado que  su  sistema poroso  se encuentra saturado por el líquido elemento. Frente  a  períodos  de  altas  precipitaciones,  y  una  vez  recargados  los  perfiles  de  suelo,  todo exceso hídrico indefectiblemente  tiene  que  evacuarse  por  otras  vías,  esto  es,  el  escurrimiento  superficial (siguiendo un gradiente gravitacional), por evaporación directa a la atmósfera o por percolación a zonas más profundas a las exploradas por los vegetales”.  La no remoción del suelo en planteos de siembra directa, conduce a una menor oxidación de la materia orgánica  y a una mayor estabilidad de  los agregados del  suelo, disminuyendo  la  susceptibilidad de  la capa superficial del suelo al efecto disruptivo del impacto de las gotas de lluvia y la formación de costras  o “sellado”.
La no remoción del suelo contribuye también a la conservación de la bioporosidad del suelo: los canales de  lombrices y  raíces  resultan  continuos, más estables y menos  tortuosos que  los macro poros creados por las labranzas y resultan más efectivos para el ingreso de agua al perfil. El resultado de todos estos efectos se ve reflejado en  la preservación de  la estructura del suelo, menor encostramiento  superficial, mayor  infiltración, menores escurrimientos y menores pérdidas de  suelo en sistemas de siembra directa”. (AAPRESID) No  es  la  única  forma  de  atacar  el  problema.  Con  la  agricultura  tradicional  –en  un  primer momento– en la parte alta de  las cuencas, el terreno arado puede absorber más rápido, pero si la lluvia es intensa y copiosa, el suelo se satura rápidamente y el agua al comenzar a correr, se  lleva  la  mejor  porción  del  suelo  que  es  el  primer  horizonte. Los  problemas  y  las circunstancias no tienen  igual características en todas partes ni es  igual ante distintas formas de llover, ni es igual, según cada caso. No hay generalidades aplicables. Cada lugar es distinto.  
El  desarrollo  de  una  política  macroeconómica  que  desprecia  al  campo  y  que  limita  su producción  vía  la  imposición  de  derechos  de  exportación,  cierre  de  exportaciones  bajo  la justificación pueril de defender el consumo interno, cuando él se defiende mejor mediante el impulso de la producción, tal como hasta ahora hicieron Paraguay y Uruguay que además nos arrebataron  los mercados  cárnicos.  Esta  acción maquiavélica  del  Estado Nacional  impulsó  la práctica continua del cultivo de  la soja y ha  traído  inconvenientes en cuanto al desarrollo de malezas resistentes y en algunos casos compactación del suelo, además,  la producción de ese monocultivo  (“el  yuyo”)  por  ser  el  único  rentable  con  mercado  abierto  y  no  competitivo internamente  y  de  menor  inversión  en  su  evolución,  determinó  la  falta  de  prácticas  de
rotación de cultivos, ciclos de agricultura-ganadería o mixtos donde y cuando es posible, y el abandono  de  algunos  conceptos  agronómicos  que  se  deben  tener  en  cuenta  en  el  tiempo contribuyeron a un manejo del  suelo que hoy  se presenta  con algunas  limitantes que habrá que corregir. En  1987,  el  CADIA  publicó  un  libro  “Inundaciones  y  manejo  de  cuencas”,  donde  la problemática  comentada  fue  abordada  por  distintos  profesionales,  que  también  generaron propuesta  de  soluciones  para  la  remediación.  Participaron  en  ese  libro  los  colegas  Ing. Agr.
Salvador Melita (SDB), Walter Kugler, José F. Barbagallo, Jorge S. Molina, Eduardo E. Rodríguez y  Pedro  Fuentes  Godo.  Los  Ings.  Eduardo  Budd  y Mario  Gradowczyk  y  el  Dr.  Guillermo  A. Giaroli. En su presentación Molina expresa… El principal problema es posiblemente el que  los  gobiernos nacionales y provinciales se decidan de una vez a consultar a los que saben, en lugar de acudir a improvisados y a soluciones de último minuto, muy costosas y muy poco eficientes  […] El desconocimiento de las gentes de las ciudades con respecto a los problemas que afectan al campo es poco menos que completo. Pero poco a poco va entendiendo que las inundaciones
ya no son cosas que afectan únicamente a  los hombres de campo, sino que perjudican ya en forma considerable a las ciudades […]  Existen verdades de Perogrullo.  “Cada vez hay menos gente en el campo y más gente en  las ciudades, ese es un fenómeno universal. Las decisiones políticas  lógicamente están en función de la cantidad de ciudadanos que vivan en el campo y que vivan en las ciudades. Frente a esta realidad que es muy dinámica y que no se puede alterar, frente a algo que se viene abajo, hay que apuntalarlo. Frente a un incendio hay que apagarlo […] (Kugler). Con  los hechos mencionados ut  supra, que  se mantendrán en el  tiempo  si el Estado no  se decide a actuar,  sería  bueno  que  empezáramos  a  cambiar.  Educar,  investigar,  propiciar  la  conservación  del suelo  y  agua,  desarrollo  de  la  infraestructura  básica,  concientización  ciudadana,  ordenamiento  de cuencas… Todo esto es necesario, porque la zona no inundada hoy lo será mañana, habida cuenta que el cambio climático intensificará y profundizará estos eventos, y que el desarrollo de las áreas urbanas expulsará mañana más  agua  que  hoy,  es  decir,  que  a  nuestro  juicio  el  combate  contra  las  inundaciones  es permanente y debe encararse a partir del concurso de autoridades de cuenca (oficiales y particulares) que  planifiquen  la  infraestructura  básica  de  la misma  y  que  generen  sistemas  de  alerta  temprana, para ello se entiende, dado que estas planificaciones y ejecuciones comprenden a más de un período de  gobierno  que  en  los  meses  que  faltan  para  las  elecciones  definitivas,  tanto  los  candidatos  a Presidente como Gobernadores acuerden y celebren un documento por el cual se comprometan a:  
a)  Afectar al planeamiento y ejecución de  las obras hídricas en no menos de un 10% del presupuesto de su jurisdicción.
b)  A ejecutar, en tiempo y forma los presupuestos asignados.
c)  A  generar, en  todo  el  territorio Nacional,  las  autoridades  de  cuenca  necesarias  para una correcta evaluación de las mismas y desarrollar las obras definidas.
d)  Generar un organismo de prevención y alerta temprana para adecuar los movimientos de  la  población  y  desarrollar  las  acciones  de  emergencia  necesarias  para  paliar  los posibles inconvenientes del fenómeno que se avecina, y  e)  Permitir el accionar de las unidades de la Fuerzas Armadas en la seguridad de las zonas afectadas,  como  así  también  la evacuación de  los  ciudadanos  afectados. Esta  acción que no se observó en la última inundación, no se sabe por qué razón no se concretó.  CADIA, 18 agosto de 2015 www.cadia.org.ar  

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