martes, 31 de mayo de 2016

RESPIRAR SIN MIEDO programa anti tabaco de Cuba

Seis millones de muertes cada año le debe la humanidad al tabaquismo, de las cuales 600 000 son prematuras a causa del humo de tabaco ajeno y donde un 28 % corresponden a niñas y niños, estima la Organización Mun­dial de la Salud.
Deberían bastar las estadísticas para que la población mundial gane conciencia de los incontables perjuicios que entraña esta adicción, la cual puede hacerse a un lado con mo­tivación, perseverancia, autocontrol, in­de­pen­dencia y firmeza. “Fumar es el resultado de un aprendizaje, por tanto es posible que todo fumador pueda construir una nue­va forma de hacer”, insisten los expertos.
Investigaciones de la Unidad de Pro­moción de Salud y Prevención de Enfermedades alertan por ejemplo, que la exposición por corto tiempo al humo de tabaco tiene un efecto cuan­tificable en el corazón de los no fumadores, en tanto 30 minutos de exposición son suficientes para reducir el flujo sanguíneo del corazón.
Los estudios han demostrado que una hora expuesto al aire contaminado por tabaco equivale a fumarse tres cigarrillos; y que los no fumadores que están expuestos al humo de tabaco en el hogar tienen un 25 % más de probabilidades de sufrir una cardiopatía.
Asimismo, las investigaciones realizadas muestran que esta exposición incrementa has­ta en un 300 % las posibilidades de que un menor padezca de neumonía y en un 35 % la de desarrollar asma.
Hace pocos días las páginas de nuestro diario informaban que el 24 % de la población cubana fuma activamente, el resto, por su­puesto, lo hace pasivamente, en tanto el 60 % de nuestros niños y niñas están ex­puestos al humo de tabaco ajeno en sus propios hogares, realidad esta que impone un actuar urgente ante el aumento de las enfermedades crónicas no transmisibles, que ocupan los primeros puestos en la mortalidad del país.

Para sentirte bien y ser parte del grupo no necesitas fumar. El cigarro no es un signo de madurez, emancipación ni libertad. Haga­mos algo por nosotros mismos y por los de­más. Sería lo más sabio aprender a vivir sin esta adicción, y quizá todos entonces, un día, respiremos sin miedo. TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA 

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