miércoles, 25 de febrero de 2015

CUIDAR EL SUELO prioridad para conseguir seguridad alimentaria


 Cuidar los suelos, sinónimo de seguridad alimentaria De los 11 millones de hectáreas que ocupan la superficie total del país, se estima que casi siete millones son cultivables Autor: Arianna Ceballo González | Autor: Laura Mercedes Giraldez,  La erosión es uno de los fenómenos más comunes que dañan el suelo.
Foto: Archivo
La degradación de los suelos es un fenómeno que generalmente pasa sin demasiada importancia ante los ojos de la mayoría de las personas. Quizá solo las que se encuentren más vinculadas a las labores agrícolas comprendan en toda su magnitud las consecuencias que podría traer el continuo deterioro de este recurso no renovable, cuya conservación resulta esencial para la seguridad alimentaria. Paralelamente a la urgencia por incrementar prácticas que propicien el uso sostenible de la tierra, también se vislumbra el reto de expandir la producción de alimentos, ante una población mundial que va en aumento. De acuerdo con un grupo de especialistas del Instituto de Investigaciones sobre el Suelo del Ministerio de la Agricultura, en Cuba existen suficientes áreas para lograr una producción agrícola razonable, pues de los 11 millones de hectáreas (ha) que ocupan la superficie total del país, se estima que casi siete millones son cultivables (de las cuales solo el 50 % está actualmente en producción) y permiten la siembra de un amplio grupo de cultivos. Los procesos de degradación (erosión, compactación, acidificación y salinización) traen consigo el detrimento de los rendimientos agrícolas debido al deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos. Los especialistas afirman que en nuestro país la erosión es uno de los fenómenos que más incide. Se calcula que cerca de tres millones de hectáreas se encuentran erosionadas. Me­diante dicho proceso, la acción del agua y el viento despoja al suelo de las capas fértiles, ocasionando su improductividad, por lo que a menudo se afirma que es la forma más completa e integral de degradación. El ingeniero agrónomo e investigador Nelson Castro explica que dicho proceso se manifiesta con mayor fuerza cuando los suelos están desnudos (sin vegetación), pues ante las fuertes lluvias, por ejemplo, se pierde gran número de partículas que son arrastradas a los ríos y al mar. Uno de los factores que ayuda a mitigar la erosión es precisamente la siembra de plantas y el esparcimiento de cubiertas de hierba seca alrededor de ellas, para mantener el suelo protegido. Aun cuando la salinización no sea uno de los procesos que de forma natural más se manifieste en el país, sí se evidencia la salinización secundaria o antrópica, a causa del manejo inadecuado de los suelos y del riego con aguas mineralizadas, lo cual genera que la sal se acumule arriba y que, con el paso del tiempo, las plantas no puedan absorber los nutrientes. Desde esta perspectiva, el Doctor en Cien­cias e investigador Juan Miguel Pérez expresa que las labores del hombre para buscar mayor productividad a veces traen el resultado opuesto. “También tiene que haber una ma­yor interrelación entre los diferentes organismos que estudian un área —enfatiza—, porque si el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos necesita hacer alguna operación en determinada zona, debe consultar a Suelos antes para ver qué hay debajo de ella”. “Un elemento que ayuda a contrarrestar la salinización —in­dica el Doctor en Ciencias Dalmasio Bosh—, es hacer canales de drenaje, para que cuando se riegue, el exceso de agua se vaya por ahí. De lo contrario, queda acumulada, sobre todo en los terrenos muy llanos. Y entonces se dañan todos los cultivos, excepto el arroz”. La compactación es otro fenómeno que afecta los suelos cubanos y en el que tienen gran peso las acciones del hombre, cuando no se adoptan las medidas necesarias en el manejo y aplicación de las labores agrícolas. El empleo de equipos pesados, el sobrelaboreo y el uso de implementos a la misma profundidad durante años, entre otros factores, ocasionan la formación de una capa endurecida denominada por los expertos como “piso de arado”. Nelson Castro agrega que en la labranza de la tierra se ha abusado en el uso del arado de disco. Ello trae como consecuencia que se mezcle el horizonte superficial de mayor reserva natural de nutrientes con las capas profundas menos fértiles. “Todo eso va compactando el suelo, y ese piso que se forma en ocasiones no deja pasar el aire ni el agua, entonces eso también crea un problema de drenaje”. MEJORAR Y CONSERVAR LOS SUELOS Con el objetivo de contrarrestar los efectos inmediatos de la degradación e ir previendo las consecuencias a más largo plazo, se han puesto en práctica varias estrategias en el país. El Programa Nacional de Mejoramiento y Conservación de los Suelos, iniciado en el 2000 y rectorado por el Instituto de Suelos del Minag, es una de ellas. “Anualmente se destinan 24 millones de pesos para este programa, con el objetivo de financiar la implementación de medidas por los productores que favorezcan la conservación de la tierra —comenta Nelson Castro. Son medidas sencillas, donde se les orienta a los productores eliminar los surcos a favor a la pendiente, hacer barreras vivas y muertas antierosivas, reducir los niveles de laboreo del suelo para mantenerlo lo más natural posible, buscar coberturas de pasto donde no se vaya a sembrar… Aún no se ha podido llegar a niveles más complejos. En eso hay que buscar mayor efectividad y esas cosas requieren de mucho control y fiscalización a nivel de territorio. El Programa Nacional contra la Desertificación y la Sequía también forma parte de este proyecto”. Desde esta perspectiva, también destacan las tareas que se impulsan de conjunto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) con el estímulo a la adopción de técnicas de conservación agrícolas, como parte del Marco de Programación de País 2013-2015 entre Cuba y la FAO. Otro elemento importante a resaltar es el estudio y mapificación de los suelos de nuestro país, en el cual sobresale la labor de los investigadores del Instituto de Suelos del Minag, entidad que cumplió este 24 de febrero 50 años de trabajo. “Cuba es uno de los 32 países del mundo que desde 1965 tiene clasificación de suelos propia; la mayoría utilizan la clasificación norteamericana o el referencial mundial de suelos”, refiere Juan Miguel Pérez. El investigador Nelson Castro agrega que en ese sentido Cuba “está a la vanguardia, pues en América Latina nadie tiene un mapa de suelos a escala 1:25 000 (concluido en 1990)”, es decir, un mapa tan detallado. Los entrevistados también mencionan los estudios de agroproductividad (relación suelos-cultivos), mediante los cuales se conocen qué cultivos son favorables para cada tipo de suelos. Auque su existencia no garantiza —como bien advierten los especialistas— que siempre se usen correctamente y que se consulten con frecuencia. UTILIZAR LA Fertilización MINERAL EN LOS LÍMITES PERMISIBLES El abuso de productos químicos, entre muchos otros, es uno de los factores que a menudo se señala cuando de afectación de suelos se habla.
“Toda fertilización con materia orgánica es buena —reconoce Nelson Castro— al referirse al empleo de elementos agroecológicos. El problema radica en las cantidades de las que disponemos. Para una agricultura extensiva, en Cuba no tenemos suficiente materia orgánica. Por otro lado, la aplicación del fertilizante mineral es obligatorio”. Los investigadores explican que gran cantidad de nutrientes del suelo se exportan cuando se cosechan los cultivos. “La extracción de los productos va más rápido que el proceso lógico de liberación y formación de nutrientes, entonces la práctica internacional es restituirle al suelo lo que se le extrae”, aclara Castro. Criterio similar sostiene Dalmasio Bosh, para quien “la fertilización biológica no tiene comparación porque es sana, sin contaminación para el ser humano. Pero lamentablemente hay que convivir con la mineral, porque la demanda de alimentos para la población es muy grande. Y debe utilizarse en los límites permisibles para que no sean perjudiciales ni para los suelos, ni para las plantas, ni para los seres humanos”.  TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA 

No hay comentarios: