viernes, 25 de septiembre de 2015

CARACOL POLIMITAS , SE EXTINGUE

¿Quién salvará a las polimitas?
La creciente amenaza de extinción se debe, principalmente, a la pérdida o transformación de su hábitat natural y a la sobreexplotación por colectas masivas indiscriminadas asociadas al comercio ilegal de las conchas Autor: Jorge Luis Merencio Cautín | Caracol polomiitas

Urge adoptar medidas efectivas para proteger a las polimitas. Foto: Leonel Escalona Furones GUANTÁNAMO.—Las polimitas constitu­yen una de las especies cubanas más conocidas en el mundo, liderazgo vinculado estrechamente con la diversidad cromática de sus conchas, de las cuales se asegura son las más bellas del universo. Estos moluscos terrestres, exclusivos de la región oriental del país, realizan además una labor altamente beneficiosa, pues limpian las hojas y los tallos de los árboles al ingerir los hongos y líquenes que los cubren, amén de servir de alimento a aves como el gavilán caguarero (distintivo de la citada zona y en peligro crítico de extinción) y a otros animales. Contundentes debieran ser esos atributos del atractivo caracol para emprender en el país, definitivamente, acciones efectivas encaminadas a frenar el deterioro de sus frágiles poblaciones, gravemente amenazadas de extinción. Los estudios más recientes, entre ellos los recogidos en el libro Las Polimitas, del Doctor en Ciencias Biológicas José Espinosa, investigador del Instituto de Oceanología; y el reconocido fotógrafo Julio Larramendi, corroboran la creciente disminución de las poblaciones. A esa conclusión llegó también la Máster en Ciencias Norvis Hernández, especialista principal del sector Baracoa en el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, tras indagar durante 16 años en el comportamiento de la especie.  Ambas investigaciones, como otras anteriores, coinciden en que las causas de la grave y creciente amenaza de extinción, están, básicamente, en la pérdida o transformación del hábitat natural, y la sobreexplotación por colectas masivas indiscriminadas asociadas al comercio ilegal de las conchas. A ellas se añaden la introducción de plantas y animales exóticos que modifican el en­torno, las colectas indiscriminadas sobre todo en el periodo reproductivo de las polimitas y en los últimos tiempos, el cambio climático, causante del descenso de las lluvias y del incremento de las temperaturas. Norvis testifica que en los casos de Baracoa y Maisí, el mayor perjuicio al hermoso animalito se percibe en zonas localizadas fuera de las áreas protegidas, donde incluso se tienen evidencias de poblaciones que han desaparecido por su depredación. Lo cierto es que desde la temprana fecha de 1943, el estudioso de los moluscos cubanos Mi­guel Luis Jaume García (La Habana 1905-1990), llamaba a proteger estos gasterópodos, sin que hasta la fecha, más de siete décadas después, se hayan adoptado medidas efectivas que impidan frenar la decadencia de la especie y lograr su recuperación plena. Norvis lamenta la falta de apoyo de los decisores para
proteger al pintoresco molusco. Foto: Jorge Luis Merencio COMERCIO ILÍCITO IMPUNE Los expertos en el tema coinciden en que la sobreexplotación por colectas masivas in­dis­criminadas, asociadas al comercio ilegal de sus conchas, constituye una de las causas principales de la declinación creciente de las polimitas; sin embargo este fenómeno persiste y hasta se incrementa año tras año, muchas veces a la vista pública, sin adoptarse medidas ejemplarizantes contra los autores. Cuenta el Máster en Ciencias Ricardo Suá­rez Bustamante, delegado del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma)­ en Ba­racoa, que hace alrededor de una década funcionaba en este municipio la Comisión de Pre­vención, la cual contemplaba entre sus objetivos el combate a las mencionadas colectas y compraventas. Con el tiempo, agrega, se extinguió dicha agrupación y también se apagaron las acciones para enfrentar el comercio ilegal del molusco. Comenta el experto en temas medioambientales, que el negocio ilícito es protagonizado por personas inescrupulosas que en su afán de lucro colectan indiscriminadamente las polimitas y venden las conchas a turistas extranjeros y nacionales, artesanos y otras personas, sin que ninguno tenga en cuenta el daño causado a la especie y a la biodiversidad. En los hoteles y otras instalaciones de Ba­racoa se exhiben mensajes gráficos sobre la grave amenaza de extinción de la especie y la urgencia de su protección. A pesar de ello el comercio ilegal continúa, en franca violación de la legislación vigente, acentúa Suárez Bus­tamante. Las investigaciones revelan que Baracoa y Maisí constituyen dos de los municipios don­de tiene mayor auge la colecta y compraventa de conchas, hecho que se corresponde con la presencia de la Polymita picta en ambos territorios, la que por su variedad cromática es considerada el caracol más bello de la Tierra. Los comerciantes ilegales emplean las con­­­chas en la confección de collares, aretes, gargantillas, cortinas, lámparas de salón, sonajeros y manillas, entre otros adornos, retorna al diálogo Norvis, quien lamenta la falta de apo­yo de los decisores, encargados de regular el uso y protección de la flora y la fauna silvestre. Añade la especialista que sitios como Sa­bana, La Máquina y La Tinta (Maisí), Yumurí, playa Manglito y la Ciudad Primada de Cuba (Baracoa), junto a la loma de La Farola (Imías), constituyen escenarios importantes del negocio ilegal del caracol, cuyas conchas, incluso, también son sacadas desde Cuba al extranjero y están presentes en diversas artesanías en numerosos sitios del país. Para que se tenga una idea de la impunidad con que actúan los colectores y comerciantes furtivos, baste señalar que en los últimos dos años en Baracoa solo se han impuesto tres multas por esa ilegalidad, una por un inspector del Citma, y las dos restantes por inspectores del Cuerpo de Guardabosques, según puntualizó Granma. En su obra Las Polimitas, José Espinosa insiste en que falta una estrategia eficaz dirigida a revertir el declive de la especie, a lo que se agrega, como demuestra el párrafo precedente, la inacción y la pasividad de las entidades, órganos y personas encargadas de combatir la devastación del caracol. Concuerdan expertos en el tema en que, si se quiere en verdad salvar a las polimitas de su grave amenaza de extinción, es imprescindible la integración sectorial en el enfrentamiento a su comercio ilícito, el endurecimiento de la legislación vigente y la toma de medidas ejemplarizantes con los colectores y comercializadores. Resulta incuestionable la amenaza que pesa sobre tan preciado tesoro de la naturaleza, de ahí que todos, sin excepción, estemos llamados a velar por su protección para que no desaparezca de la faz de la Tierra. Hasta el presente los naturalistas reconocen seis especies del género Polymita: P. venusta, P. picta, P. muscarum, P. sulphurosa, P. versicolor  y P. brocheri. Todas tienen hábitos arborícolas y viven en las más diversas plantas, con predominio en los arbustos de cafeto. Las más gravemente amenazadas en el país, según Norvis, son la P. sulphurosa, P. venusta, P. versicolor y P. picta. Estos caracoles son pulmonados y hermafroditas; es decir, que están capacitados para respirar directamente el aire a través de un saco aéreo o pulmón, y en cada individuo aparecen reunidos los órganos reproductores masculinos y femeninos. TOMADOD E LA GRANMA DE CUBA 

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