jueves, 24 de marzo de 2016

HÉROES DE LA LIBERTAD DE AMÉRICA , EL MAYOR GENERAL CALIXTO GARCÍA IÑIGUEZ

 Baracoa rinde homenaje hoy al Mayor General Calixto García Íñiguez
El jefe mambí  desembarcó el 24 de marzo de 1896 por playa Ma­raví con el objetivo de incorporarse a la Guerra Necesaria Autor: Jorge Luis Merencio Cautí |
Foto: Archivo BARACOA,  Guantánamo.—El aniversario 120 del desembarco del Mayor General Calixto García Íñiguez por playa Ma­raví, con el objetivo de incorporarse a la Guerra Necesaria, será conmemorado hoy por el pueblo baracoense en el propio sitio donde se produjo el hecho histórico, el 24 de marzo de 1896.
Tras varios intentos fallidos por llegar a Cu­ba, los que no mellaron su moral ni su afán in­de­pendentista, el jefe mambí arriba a la mencionada playa en el vapor Bermuda, al frente de 78 expedicionarios y un valioso cargamento de pertrechos bélicos. Entre estos últimos se relacionan 2 000 rifles y un millón de tiros, dos cañones, una tonelada de dinamita, así como medicinas y otros importantes suministros, que convirtieron a esa expedición en la mayor de las cuatro que arribaron a la Isla du­rante la Guerra del 95. Al desembarcar por Maraví fue recibido por el sargento Se­verino Gomero y otros siete hombres del regimiento Rosado, después de­no­minado Baracoa, a las órdenes de Félix Rue­nes. Des­can­sa con su tropa en una finca cercana y posteriormente se incorpora a la prefectura Na­ranjal del Toa, donde viene a buscarlo el Ge­neral Pedro Agustín Pérez, acompañado por combatientes del regimiento Hatuey. Historiadores y jefes militares reconocen el enorme esfuerzo que representó para hombres semidesnudos y en su mayoría descalzos, trasladar la gran cantidad de pertrechos de guerra atravesando las empinadas cuestas de las Cuchillas del Toa, hasta su arribo al cafetal Dos Amigos, ya en territorio de Guan­tánamo. Al conocer del desembarco del bravo mam­bí, el General en Jefe Máximo Gómez y el Con­sejo de Gobierno le encargan el mando del De­partamento Militar de Oriente, responsabilidad que ocupa a finales de mayo de 1896. A partir de esa fecha el llamado León holguinero (nace en Holguín el 4 de agosto de 1839) se alzó con la victoria en numerosos combates, atacó y tomó importantes ciudades, desgastó al enemigo español asaltándole los convoyes de suministros y estableció una región de operaciones que abarcaba Bayamo, Man­za­nillo, Las Tunas, Palma Soriano, Holguín y Niquero. Tras la caída del Mayor General Antonio Maceo, el 7 de diciembre de 1896, Calixto Gar­cía fue nombrado Lugarteniente General del Ejército Libertador, manteniendo el cargo de jefe del Departamento Oriental. General de las tres guerras por la independencia de Cuba, sobresalió por su sólida formación militar, adquirida de forma autodidacta. Su experiencia y arrojo en el combate impidieron que las tropas españolas aniquilaran a las de Estados Unidos en Santiago de Cuba, tras la intervención de este último país en la guerra cubano-hispana.

Calixto García es considerado uno de los prin­cipales estrategas de las guerras de inde­pen­­dencia cubanas. Fue el jefe que más empleó la artillería, para lo cual debió dominar los conceptos técnicos y balísticos. Desarrolló el arte de sitiar y tomar ciudades y poblaciones, además de atacar a grandes columnas enemigas. Una lección de su valentía la dio el 6 de septiembre de 1874, cuando hallándose acompañado solamente por unos 20 efectivos, el enemigo logró cercarlo en San Antonio de Baja, cerca de Veguitas, en Bayamo. Ante tal situación prefirió morir y no caer en manos de los españoles, disparándose un tiro en la boca. Su frente quedó marcada para siempre por la salida del proyectil. Solo así, gravemente herido, pudo ser hecho prisionero y enviado a las cárceles de Pamplona y Alicante, en España, donde permaneció cuatro años, tras los cuales fue puesto en libertad en 1878. En demostración de civismo y concepto de la dignidad, en julio de 1898 envió una carta al general William Rufus Shafter, jefe de las tropas yanquis que impidieron la entrada de los mambises a Santiago de Cuba, en la que revela con crudeza las verdaderas intenciones de la ocupación del país. Calixto García Íñiguez murió el 11 de diciembre de 1898 mientras cumplía una misión del gobierno cubano ante el presidente de Estados Unidos, Willian Mc Kinley. Su ejemplo de revolucionario cabal, que hoy se rememora en Ba­racoa, perdurará por siempre. TOMADO DE LA GRANMA DE CUBA 

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