viernes, 25 de marzo de 2016

REFORMA LABORAL EN CHILE

Reforma Laboral dejaría a 61% de los trabajadores fuera de la negociación colectiva
Cálculo hecho por la Fundación Sol compara estado actual del proyecto de ley con condiciones reales de sindicalismo y negociación colectiva en el país. MIPEs, trabajadores con contrato por obra o faena y subcontratados suman más del 60% de la fuerza laboral chilena. A ellos no les llega la reforma del
gobierno.
El proyecto de Reforma Laboral, que tantas discordancias ha generado dentro del oficialismo y que sigue mostrando reparos desde la oposición, estaría llegando a sus momentos finales de tramitación en el Parlamento a más de un año envío del proyecto. Aunque todavía quedan trámites por resolver -tras ser despachado por el Senado, la Cámara discutirá mañana miércoles para después pasar a comisión mixta- las discordancias en torno a la “cuarta gran reforma” de la Nueva Mayoría parecen limitarse a negociación inter empresa y el polémico reemplazo interno, o “adecuaciones necesarias”.
Sin embargo, otro punto ha sido dejado de lado en el debate: ¿A cuántos trabajadores afecta la Reforma Laboral?
Chile tiene hoy la cifra de un magro 8% de negociación colectiva, el más bajo de todos los países OCDE. Al enviar el proyecto al Congreso, la presidenta Michelle Bachelet aseguró que con la reforma se ampliaría la cobertura de la negociación colectiva. Pero, las cifras mostrarían lo contrario: Según las actuales condiciones del proyecto, más del 60% de los asalariados privados se quedan fuera de la negociación colectiva.
Gonzalo Durán de la Fundación Sol, realizó el cálculo en torno a cómo está el proyecto, tal cual cómo salió del Senado, teniendo en cuenta cómo funciona hoy en día la negociación colectiva en Chile y utilizando los datos de la Encuesta Nacional de Empleo, de febrero de 2016. El economista identifica tres aspectosen que la Reforma Laboral falla en su objetivo más básico: ampliar la cobertura.
El primero tiene que ver con los trabajadores de las micro y pequeñas empresas (MIPEs), que tienen hasta 49 trabajadores. Las últimas indicaciones realizadas en el Senado establecen que las MIPEs solo pueden formar sindicatos con un mínimo de 8 trabajadores que representen al 50% de los trabajadores de la empresa. El problema es que la negociación colectiva en Chile se concentra en la gran empresa, por lo que con la legislación actual ya es complejo tener sindicatos en este sector. “Al ponerle una nueva traba, de que el sindicato tiene que representar al 50%, lo más probable es que la cobertura se va a terminar extinguiendo”, explica Durán.
El segundo grupo de trabajadores a los que no afectaría  la Reforma es el de los que tienen contrato por obra o faena. El proyecto establece que “las empresas sólo estarán obligadas a negociar en el caso de que la obra o faena transitoria tenga una duración superior a doce meses”, siendo que según la Encuesta Nacional de Empleo, más del 80% de los trabajan bajo esta modalidad es por una antigüedad inferior a los 12 meses. E incluso si ese 20% accede a la negociación colectiva, será una de segunda categoría. Es decir, sin derecho a huelga y sin fuero sindical.
El último punto tiene que ver con los trabajadores subcontratados o de suministro. El gobierno en el Senado patrocinó una indicación que le permite a la empresa principal, en caso de huelga de los trabajadores subcontratados, cambiar de empresa contratista. Corren el riesgo, entonces, de que en el caso de que quieran irse a huelga, pierdan su contrato de trabajo.
Haciendo la suma – evitando que se repitan casos entre las tres situaciones- y considerando a todos los trabajadores, ya sea con o sin contrato escrito, la Fundación Sol llegó a  la cifra de que 3 millones de personas quedarían fuera de la negociación colectiva. Se trata del 61,4% de los trabajadores del sector privado.
Durán precisa que en términos legales, un contrato de trabajo es consensual, no necesariamente puesto en papel. Por lo que la cifra que manejan incluye a los trabajadores sin contrato formal de trabajo. Incluso si se elimina esto y se considera solo a los que tienen contrato escrito, se trata del 55,7% de los trabajadores. “Es igual de escandaloso”, dice.
Como la Reforma Laboral no afecta a trabajadores del sector público, no se tomaron en cuenta en el cálculo. Si se incluyeran, la cifra sería incluso más abultada.
“La conjura de los necios”
Así es cómo definió el abogado de la Universidad Diego Portales, José Luis Ugarte, al proyecto del gobierno en una columna de opinión.. “Es un disparate total, la constatación de que para la izquierda tradicional, la que está en el gobierno, ni los sindicatos ni los derechos colectivos tienen importancia. La reforma nunca estuvo dirigida a modificar el eje del Plan Laboral”, agrega Ugarte.
El experto en derecho laboral  recalca que desde el comienzo, el proyecto no tenía nada que ofrecer a los trabajadores imposibilitados a formar sindicatos. “El discurso de la CUT, de que antes era buena y que los senadores DC la dejaron mal, es falso”, agrega.
Para Kirsten Senbruch, del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social de la Universidad de Chile, la cifra a la que llega Durán le hace sentido, pues es la tónica de toda la legislación laboral chilena. Da el ejemplo del seguro de cesantía, que en teoría cubre a todos los asalariados menos los domésticos y públicos, pero que en la práctica deja afuera a al menos el 50% de la fuerza laboral. “Todas estas políticas son regresivas porque los que más lo necesitan no están incluidos”, dice.
Esto se debe, según explica, a razones históricas de la legislación laboral, basada en cotizaciones y no en aportes del Estado. Así, solo el que aporta, con un empleo formal, está cubierto.
Finalmente, para Gonzalo Durán la cifra refleja cómo la reforma laboral tropieza en su punto más básico: aumentar la cobertura. “Devela una forma de entender el sindicalismo por parte el bloque gobernante, con un sindicato relegado a un espacio en que su voz no tiene influencia en cómo se piensa la sociedad, la huelga es desnaturalizada, se evita el conflicto”, afirma.
Para el economista esto es el reflejo de que un proyecto pensado “en las coordenadas de un sistema abiertamente neoliberal. Por mucho que queramos fortalecer al actor sindical, con este ejercicio mínimo uno se da cuenta de que el proyecto tropieza en lo más básico”. TOMADO DE DESCONCIERTO , SUGERIDO EN ENVIO DE BOLETIN GAL DE CHILE


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